SYRIZA y PSOE


¿DEBE EL PSOE DAR LAS GRACIAS POR EXISTIR SIRIZA?

           Como la vida misma, la política es cíclica. Se repite una y otra vez. Aunque, como dijo Gary Lineker en aquella célebre frase futbolística, siempre ganan los alemanes. Los alemanes y el bipartidismo. Pero eso parece que ya está llegando a su fin. No en todos. Pero sí en la mayoría de los territorios europeos. Y si eso acaba. A los que más perjudica o puede perjudicar son a los partidos conservadores y a los partidos socialistas. En el caso de España, al PP y al PSOE. Los números primos. O sea, a Rajoy y a Pedro Sánchez. Uno por su mediocre política social, la corrupción y la antipatía que produce a los más necesitados, que, desafortunadamente en este momento, en España son mayoría. ¡Mayoría absoluta! Y por la irrupción –se preveía fulgurante– de Ciudadanos. El otro, principalmente por la altisonante e inevitable presencia de Podemos. Y por su falta de energía y empuje desde hace unos años. Pero repito: su cortador del césped verde es la nueva fuerza política que se avecina desde los prados de la izquierda, en el turbulento horizonte de este dubitativo país.

Aunque desde su liderato el PSOE intente quitarle importancia, las encuestas y la realidad de la calle prevén un duro combate entre ellos y el partido de Pablo Iglesias durante los próximos compromisos electorales, que como setas están brotando en todo el territorio español. Y lo más probable es que pierdan la privilegiada segunda posición que generosamente habían aceptado después de las debacles de los últimos comicios. O en el mejor de los casos, que la mantengan por exigua diferencia. Hasta puede que con un golpe de timón, consigan encaramarse en lo más alto si –como se contempla– Rajoy sigue ignorando los sangrantes casos de corrupción y sigue recortando con algodón las prestaciones sociales. Claro que esto no vendría a cambiar nada ya que se sustituiría al hermano mayo por el hermanastro inventado por la derecha de siempre. El Sr. Giórgos Papandréou, ex primer ministro “virtual” y ex líder de los socialistas helenos, ganó las anteriores elecciones de 2009 a Samarás por una abrumadora mayoría, alcanzando un 43,92% de los sufragios y 160 diputados. En las siguientes elecciones (allá por 2012), y después de su fallida propuesta por un referéndum panhelénico sobre el famoso “mnimónio” de la odiosa troica, su partido, ya sin él, cayó estrepitosamente en un escuálido 12,28% y 33 diputados. El réquiem llegó hace poco, cuando apenas superó el porcentaje mínimo para entrar en el parlamento heleno con 13 diputados y un trágico 4,68%. En estas mismas elecciones, una patética y predeterminada a la guillotina escisión del PASOC, con el ex primer ministro –y ¿último?– de la saga Papandréou a la cabeza, quedó en la cuneta del hemiciclo de la plaza sintagma, cosechando un paupérrimo 2,46%.

Siriza –el partido reformista de izquierdas erróneamente llamado aquí radical– que en las elecciones que ganó el PASOC en 2009 había sudado para obtener un 4,60% que le otorgaban 13 diputados (el mismo porcentaje e igual número que consiguió Benizélos en 2015), ganó las últimas elecciones con suficiencia y al límite de la mayoría absoluta, porque el PP heleno –que se hace llamar Nueva “Democracia”– le infravaloró. Y el PASOC, que pronto necesitará cambiar sus siglas, ¡NO LE VIO! Desde hace tiempo, no le prestó atención, no valoró su convocatoria. Hasta que fue tarde, muy tarde. Y eso le tiene abocado –o muy cerca– a su total desaparición.

Esa es la suerte que tiene Pedro Sánchez u otro cualquier neo-lider del pesoe con Siriza. Aunque parezca rocambolesco. Mientras haya tiempo y mientras le VEA, puede prevenir. Si es que puede, claro. Porque es mejor que curar una herida a semejanza de su gemelo heleno, que podría infligirle, sin remisión, la espada de Damocles,  que alza sobre su cabeza desde hace un tiempo PODEMOS. Como hemos dicho, Siriza, en las mismas elecciones del 2009 –aquellas que ganó Papandréou–, había obtenido con mucho empeño y lucha un pobre 4,60% %. Cuando el PASOC tres años más tarde, ya con Benizélos en los remos, peleaba con todas sus fuerzas en un duelo de ser o no ser contra la derecha y araño unos puntitos más. Así, llegó al 16,78. En un mes, en la repetición de las elecciones, se transformaron en un sorprendente 26,89% y 71 –sorprendentes– diputados. En el reciente funeral del movimiento socialista panhelénico, en el primer mes del 2015, se presentó con multitud de ramilletes llenos de votos que alcanzaron un 36,34% y una escolta de incontables negros coches fúnebres ocupados por 149 nuevos congresistas. En este mismo momento, Siriza gobierna en su Hellás, boxeando contra la troica y los innombrables de Gary. Mientras tanto, el otrora poderoso movimiento socialista heleno cuenta sus heridas y muere.

Yo no soy socialista. No creo en las políticas casi neoliberales de los llamados socialistas de hoy en España. No voto ni votaría al Sr. Pedro Sánchez y mucho menos a “Susanita” y a su PSOE. Pero no le deseo que desaparezca. Como probablemente pasará con su homólogo heleno. Porque los votantes de derechas, tarde o temprano, volverán. Tarde o temprano, con la mínima escusa correrán a refugiarse de nuevo en los brazos del “padrecito”. Son irrompibles, graníticos, duros de pensamiento y olvidadizos. Pero los socialistas no. Ellos son democráticamente blandos. Y se acuerdan de todo. Ligeramente estrictos, experimentalmente tolerantes y gente justa. Aunque a veces de sentimientos inestables. ¡Tiernamente incorregibles, vaya! Por ello, su suelo electoral es generalmente frágil. Se mueve, se resquebraja y, con frecuencia, se quebranta. Y muchos –digo muchos– se cambian de casa. Buscan otro refugio con suelo de madera o de mármol. Quién sabe. Otros alicientes, otros sueños, otros ídolos. Por desengaño y por justicia, dicen. Pero el resultado es el mismo. Su colchón peligra en acartonarse, y menguar.

No sé si he sido claro. Pero el mensaje está ahí. Y el ejemplo. El pobre PASOC no lo tuvo. O no quiso verlo. Como la multimencionada avestruz, metió la cabeza en la arena. Y se durmió. ¡Quedó knock out! El PSOE tiene una suerte impresionante. No sabe bien Pedro Sánchez lo bien que le viene la existencia de Siriza. Lo tiene fácil. Solo tiene que abrir los ojos y mirar a su alrededor. Desde hace mucho tiempo, pienso que todo lo que ocurre en el país heleno llega aquí unos dos años después. Casi idéntico, cíclico, irremediable. Así que hay tiempo para remediar lo indeseable. Y para el PSOE eso es no llevar el camino del desastre, del olvido y la probable desaparición. Porque la izquierda necesita al PSOE para ser más fuerte. Pero también más equilibrada. Eso sí, necesita un PSOE de izquierdas, de convicciones socialistas y no de pseudomantos progresistas. Es su única esperanza. Volver a ser de izquierdas. Volver a ser socialista de verdad. Y tener el coraje de nombrar a su vecino por su nombre, reconocerle, respetarle, aceptarle y hasta temerle. Situar a PODEMOS donde está, donde existe e intentar crecer junto a él, con él. No ignorándole ni menospreciándole. No como el PASOC, que descuidó a SIRIZA y se suicidó. Pedro Sánchez ya sabe que tiene que dar gracias, porque SIRIZA existe y le empieza a acosar. La cuenta atrás ha empezado. Tic Tac, tic tac, tic tac.

    Ha sido un consejo fraternal de un heleno de izquierdas a un socialista hispano. ¡Aprovéchalo

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