¿Y PORQUE NO?
¡Escribo yo, por aquellos…!
Por aquellos que escarban en mi alma,
que buscan sed en las palabras,
/palabras mías o…/ de aquel que busca en las palabras
su sed.
Por aquellos que anhelan encontrar
islas perdidas,
entre paramos, ortigas, y malezas,
y no hay islas ni arrecifes ni cavernas
solo hay sed y suspicaz anhelo.
Escribo /yo/, por aquellos que nunca
a mí me necesitarán tampoco, sino
que necesitan su motivo de raíz
y su venero,
y ansias encuentran en su búsqueda.
Yo, por mí no escribo,
ni por que los otros queden satisfechos
por el estilo o la rima,
…y así tienen donde descargar sus frustraciones ¡y!…,
o por suplantar la emoción de algo
que ni siquiera el poeta suspiró…
¡Solo trato de emularlos!
En sus deseos propios y sus sueños
que mi alma nunca se atreviese en suplicar
/y/ que se le conceda.
Escríbeme tú que me preguntas
porque un día tomé la decisión y el coraje
a desafiarte /que estabas placentero/
sin dudas y objeciones;
coge la pluma
y la sentencia formula: Dime,
“¿Por mi escribes? No te necesito.”
Escribe por ti y tus desdichas, tus duendes y
tus decepciones, “¡Tu represión descarga!”.
Escarba en tu maleza, triga tus iras
y el desaliento…
Yo, no quiero que por mi escribas,
/ni quiero/ que por mi dudosa boca
pronuncies palabras que tuyas no lo son;
ni son de tus poemas anodinos,
que intentas descargar a mi
conciencia.
Escribo yo /después de todo/
solo, porque no me arrepiento
de que entre miles o unos cuantos
hay alguien que al descifrarlo me pregunta:
“¿Cómo es que empezaste a escribir?!
¡Yo nunca me lo había planteado!