Desde el acéfalo precipicio, boca arriba,
Escupiendo llamas como el dragón que estalla
Con hojas afiladas que arden bajos las alas
De aquel hidroavión de Canadair
Que se dispersó silencioso entre las nubes
De pena me muero…
Sus prominentes láminas, frías como el acero
Desprendidas del ardiente fuselaje
Se reintegraban en las laderas del monte
Transformándose en lumbres de sonrojo
sin apenas verdes brotes entre las brasas
De desesperanza me muero…
Desmembrados los cuerpos de los aviadores
Abrazaban la tierra quemada agonizando
Construyendo trincheras alrededor de la hoguera
cortando las lenguas de la Hydra candente
que había saciado su pírica hambre mortal
…por un instante.
Mientras de ira me muero.
