Ítaca Homérica – Esp


ΡΑΨΩΔΙΑ Γ’ , CANTO III TELÉMACO EN PILOS (RAPSODIA SACRA)

Y mientras tanto, a Telémaco llevó a asearle la hermosa Policasta,
del noble Néstor la hija ultimogénita, del glorioso Neleo la casta. 465
Y al bañarlo y con oleaginosas esencias lo hubo perfumado,
le vistió de su cuerpo alrededor túnica y manto delicado.
Y se asemejaba a los inmortales según asomaba del caldero
yendo al lado de Néstor, pastor de pueblos, a sentarse primero(…)


ÍTACA HOMÉRICA

¿CUÁL ES LA ÍTACA VERDADERA? ¿POR QUÉ? ¿TIENEN RELACIÓN LOS TARTESSOS Y LOS FEACIOS? ¿LOS ÍBEROS Y LOS HERACLIDAS?
16+1 ARGUMENTOS PARA CONVENCER A LOS INCREDULOS QUE PALIQUÍ DE CEFALONIA ES LA VERDADERA ÍTACA.
MOTIVOS Y ESTIMULOS PARA BUSCAR LA RUTA DE LOS FEACIOS DESDE LA LEJANA HIPERIA ANDALUZA A CORFU Y SI LAS BALEARES Y CERDEÑA HAN SIDO PRIMERO DE LOS HERACLIDAS. UN MANUAL QUE SE SEMBRÓ EN 1903 SE FRAGUÓ DURANTE MÁS DE UN SIGLO Y BROTÓ ESTE AÑO GRACIAS A UNA HELENISTA IRREPETIBLE. PUES TODO ENLAZA…
…Y QUE PRETENDEMOS SEA GRATUITO PARA LOS QUE DESEAN ECHARLE UN VISTAZO EN CINCO IDIOMAS….


LA ASAMBLEA DE LOS ITACENSES- TELÉMACO SE VA A PILOS

ODISEA RIMADA/ CANTO II/ Rapsodia β´
«¡Oh, Méntor insidioso y atolondrado que vociferas con obstinación
tentándoles a que nos paren los pies y nos retengan, hecho difícil este
al no ser lógico que unos cuantos agredan a muchos por un banquete!  

¡Ojalá Perséfone no venga a verme hasta acabar con esta tarea larga!
R d F


Mi rimada Odisea (Inspirada en las obras de Mentor) 1

Del hombre más astuto, recítame, ¡oh musa! De quien vagó errante.
Tanto desde que derribó el sacro castillo de Troya. Y visitante
fue de ciudades y de muchedumbres y alcanzó el conocimiento,
aunque sufrió desventuras en medio de los mares y el tormento
de perder su desolada alma y a sus compañeros a su regreso.                 5 (…)


“LA FUNCIÓN SE ACABÓ!” la ÍTACA HOMÉRICA es PALIKÍ de CEFALONIA 3

traducción simple del articulo de MENTOR en griego sobre la localización de las Ítaca, Esqueria e Hiperia Homéricas:   Los argumentos que se exponen podéis leerlos en el artículo central: Hemos concluido nuestra búsqueda referente a la Ítaca Homérica, sobre la localización de la Ítaca verdadera como se describe en la Odisea. Hemos analizado los siguientes lugares que lo pretenden.: Paxoi, Lefcada, Assos de Cefalonia, la actual Ítaca (la llamaremos Same), Paliki de Cefalonia y Poros de Cefalonia, a través de descripciones concretas de la Iliada y la Odisea y hemos concluido a través de seis puntos, (1-6), de la […]


EL NAVEGANTE: Canto IX. La aniquilación tenía su alegato.

EL NAVEGANTE: Canto IX. La aniquilación tenía su alegato.

Lo demás es casi como siempre. Después de la destrucción, llegan los pacificadores. Reparten justicia a los vencedores e injusticia a los derrotados y ¡proclaman la paz! «¡Ceded, itacenses! ¡La guerra ha terminado! Temed la venganza de los dioses, dejad de matar». La intervención divina en su apogeo. Primero dejan que la muerte actúe, luego piden el perdón y la penitencia. Y luego se establecen los pactos, que llevarán otra vez a los poderosos a la regencia y los plebeyos a su triste realidad… Y de tal manera –¡Oh Atenea!– podrán vivir para siempre en amor y paz. (…)


EL NAVEGANTE: Canto VIII. Feacios: Bienvenida y despedida

EL NAVEGANTE: Canto VIII. Feacios: Bienvenida y despedida

Telémaco y Odiseo necesitaban aliados. Siempre se han necesitado en los conflictos familiares o universales. Son el anillo mágico a la cintura para “estrechar los lazos”. Es una frase absurda, pero nunca pude entenderlo de otro modo por lo falso habitual de su resultado. Podía referirme al más coloquial “la soga en el cuello”. ¡Casi todos los aliados al final se quedan parte de lo tuyo! Se lo arrebatan a sus enemigos si resultan vencedores. Y se lo reparten entre ellos. ¿Absurdo? Inmoral. Injusto. Abusivo. Verídico y habitual. (…)


EL NAVEGANTE: Canto VII. Un paréntesis imaginado… έ, de engaño.

EL NAVEGANTE: Canto VII. Un paréntesis imaginado… έ, de engaño.

–¡Aiuto¡ ¡Aiuto!

La lozana joven “rubiroja” le sonrió y le respondió susurrándole al oído con cautela, como si no se atreviese a infligirle mayor sufrimiento en la situación que se hallaba.

–No hables ni temas, padre. Volaré como el viento para pedir ayuda. Todo irá bien, ya verás.

–Vale, te lo agradezco… Pero, ¿quién eres? ¿Cómo te llamas?

–¡Nausícaa! Soy tu hija Nausícaa –gritó la muchacha, alejándose con paso ligero–. (…)


EL NAVEGANTE: Canto VI. Curarse las heridas de la guerra o echarse una amante.

EL NAVEGANTE: Canto VI. Curarse las heridas de la guerra o echarse una amante.

–Para perseguirme hasta la muerte…

–¡No! A su muerte no. No estaré. Yo estaré navegando, y usted, en una fosa común al sur de la isla huyendo de sus demonios. ¡Acaban de encontrar sus huesos, sus armas y su sello real! Ya no quedan misterios. (…)