Pi-co-tazos,


               Nunca creí que iba a defender a un personaje como Piqué! No porque no se lo merecía, si no por su inocente e inofensiva autodefensa. Él ya se defendió del “anonimato” extrafutbolístico casándose con la sirena del neoilarante dance pop, Shakira. Se defendió de la traición a unos “colors” cuando -mozo-, decidió emigrar a Manchester y no volver a su Barça mientras no le rescatasen ELLO´S. Hijo prodigo, pero también vividor, cuentista, dicharachero, burlón – no confundir con el portero de la Juve- y…amigo de sus enemigos. Unα eufémia que incluye a gente tan disparatada como su íntimo enemigo Sergio, al rosarino Messi, al tránsfuga Neymar, o a la mismísima selección española con la que tiene este síndrome satanocupídico que le hace “correr” como poseso a su llamada. ¿Es eso traición? ¿Incesto? ¿Engaño? ¿cornamenta? ¿felonía? A una relación consentida y bendecida desde las categorías inferiores… o en su caso a una creencia -aunque equivoca como pasa con todos los niños en edad de lactancia tardía- a una ilusión contada erradamente por un cuentacuentos inhabilitado y torpe…
¡Dejad a los niños que se acerquen a mí! Aunque no creyente me va, le va, me va …como anillo al dedo. El fútbol, aunque se trata de la venerada selección, es cosa de niños. De aquellos que crecieron con ella y la veneran sin saber que oculta dentro la “pelota”. Que en el momento de la verdad solo ven portería, postes, y “forajocs” y no porras, vallas o cánticos separatistas…
Si no, corremos el peligro de transformar el juego más simplón, baldío, distraído y colectivo en una pelea del gladiador que mata a ciegas defendiendo su propia vida.
Pero ya sé que a ti -hooligan- eso te entrará por un oído y te saldrá por otro orificio…
                                                                                                                                             … el futbolero…

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