“La geografía de Homero y ¡la exaltación de los «cruzados»!”  


Investigando las históricas dudas razonables del universo.

          Durante siglos los defensores del «indoeuropeísmo», los implacables “cruzados” de la cultura helena, sostenían a veces que las obras épicas de Homero eran fabulas o invenciones de ciencia ficción, y otras, que fue una amalgama de obras literarias adaptadas, de distintos autores, de anónimos hacedores de cuentos de dudosa valía, que por obra de magia coincidieron y redactaron cuarenta y ocho imponentes rapsodias (poemas épicos). ¿Veintiocho mil versos aproximadamente en hexámetro dactílico compuestos solamente para engañar la sabiduría popular común? ¿De verdad?

Odiseo y las sirenas. Cuadro de H.J. Draper

     Casi al mismo tiempo que la proclamación de la revolución griega contra los turcos, el periodista escocés Charles MaClaren —a quien los ingleses presentan como autentico “anglo”— señaló la posible existencia de la colina donde se suponía que se encontraba la antigua Troya. El “Ilion” homérico.

     A mediados del siglo el maltés Frank Calvert —a quien los ingleses caracterizan como anglo de la diáspora— y en cuya granja pertenecía entonces la colina de Hissarlik, empezó las excavaciones y descubrió las primeras capas de las ruinas de la famosa antigua ciudad homérica.

     Sin embargo —y como sucede habitualmente durante las eras propagandísticas de los fuertes” — el arqueólogo alemán Johann Ludwig Heinrich Julius Schliemann, aunque lo correcto sería nombrarle “prusiano”, recogió el testigo del “expatriado inglés” para llegar a considerarse —y hasta hoy— como el hombre que realmente descubrió Troya. Empero, fuese el maltés o el prusiano quienes recogieron honores que nos les pertenecen, el hecho es que el pico y la pala de la excavación “in extremis”, con acabó con el descubrimiento de Troya reivindicó a Homero, sus epopeyas y a los defensores de la «¡verdadera historia griega!» ¡Ya no pueden negar la inexistencia de Ilion o que este se encontraba en las costas de Groenlandia!

      Por el contrario, persiste aún la espina de la impotencia —relativa a la veracidad y restauración histórica de la exacta geografía homérica—, especialmente en lo referente a la odisea. Las excavaciones, excepto pocas localizaciones en (Pelana-Esparta, Pilos, Micenas) no ha conseguido ubicar aún, señalizar y documentar, la existencia y el emplazamiento exacto de topónimos tan importantes como: Ítaca homérica, Dulichion, las islas de Feacios, de Eolo, de Calipso y de Circe, el país de Lotófagos, el de los Cícones, de los Cíclopes o la tierra de Lestrigones. Y otros tantos lugares, y nombres de ciudades, castillos y héroes. Con pocas palabras: aún no puede describirse sin dudas razonables el viaje exacto del regreso de Odiseo a su Ítaca. Este viaje que los investigadores —propios y foráneos— llaman, «Geography of Odyssey».

     Pero, una cosa es dudar de la ruta exacta que siguió el héroe del “regreso” y la veracidad de sus aventuras alegóricas, y otra son los paroxismos de algunos “bienintencionados” indoeuropeos quienes con la excusa de la investigación histórica se precipitan al vacío de la exaltación, de la mentira, de lo absurdo y de la ineptitud, inventando nuevos e interesados periplos.

     Hace poco, un querido amigo de Mesologgi me contó que un conocido suyo sigue y adopta la teoría del navegante francés Gilbert Pilliot sobre la Odisea. Este navegante errante sostiene en su libro con título «Los griegos en el Atlántico-El código secreto de la Odisea», de que Ogigia (la isla de Calipso) coincide con …Islandia. Los lotófagos habitan al sur de Marruecos en las costas atlánticas. Polifemo, el cíclope vivía en Tenerife en las islas canarias. La isla eólica coincide plenamente con la Madeira portuguesa. El puerto de los Lestrigones está en el oeste de Irlanda y la isla de Circe es en realidad la isla Barra, la más meridional de la Hébridas. Finalmente, los Cimerios se encontraban en las costas del norte de Islandia en la desembocadura del río Foil y la isla de las sirenas —Esquila y Caribdis— está localizada en el archipiélago más al suroeste de Escocia. A ese río no lo localicé en Islandia donde se supone que estaban ubicadas las puertas de Hades, mientras si hay un río que se llama Fjollum. ¿Será nuestro Aqueronte?…

     Bueno, pues ese «erudito» mantiene sobre este tema un blog, un muro en el fb y ha vendido centenas de ese incomprensible y misterioso acéfalo manuscrito.

     Y no es el único. De vez en cuando aparecen iluminados y descubridores de la historia que sitúan a los feacios en Siria, a Esquila en Gibraltar, y a Ogigia en las costas de Canadá… ¡en la tremenda isla de Terranova!

     Os doy mi palabra. Sería el hombre más orgulloso del mundo —¡vaya, como un pavo real¡— si se aceptasen y fuesen ciertas esas teorías.

     «¡Nuestros ancestros en los mares del norte y a América desde hace más de tres mil años!»

      Estaría dispuesto a olvidarme por completo de las palabras lógica, coherencia, humildad…

     Y con eso no quiero afirmar que en algún momento de la historia hubiera sido descabellado de que los minoicos u otras etnias helenas no hubieran intentado viajes transatlánticos, y que a veces no osaron lo imposible.

     Pero en el caso de la Odisea eso es completamente imposible. Es suficiente porque alguien coja en sus manos el homónimo poema de Homero y lo estudiase correctamente, lentamente, con sosiego, desarrollando cada párrafo, cada detalle. Seguramente en cada línea suya, en cada página, en cada aventura —alegórica o realista— encontrará la ruta correcta, completará el camino de la lógica y descubrirá la verdadera “Geography of Odyssey” … antes incluso que la saque a la luz el pico y la pala de las excavaciones.

     Aquí abro un paréntesis que no se recoge en el articulo original. Seguid y estudiad los continuos esfuerzos del homerista Nikos F Kampanis (Mentor) en:

                                              « Ομηρική Ιθάκη – Geography of Odyssey »

Es de los pocos contemporáneos que está consumiendo su vida para traducir, estudiar y descubrir la verdad de las epopeyas y acabar con tanta falsedad y tergiversación de la historia, por parte de los interesados “indoeuropeos”.

     Retornando a las incongruencias de los falsos homeristas. ¿Cómo es posible que Ogigia se encuentre en Islandia y que en solo diecisiete días y noches arribe alguien en Corfú con una humilde balsa hecha de troncos? ¡Y él solo! Porque ya había perdido a todos sus compañeros. Claro, siempre que se acepte la coincidencia de Corfú como la homérica Esqueria.

El palacio de Calipso. Ggantija, Gozo, Malta

     ¿Y las islas Hébridas? ¿Cómo cobijaban a la sensual Circe —muerta de frío— al oeste de la lluviosa Escocia? ¿Cómo se coordinan las aventuras del soberano itacense una vez en los mares del norte, otra en medio del Atlántico o por las costas africanas, sin cohesión ni coherencia? ¿Sin evidencias geofísicas y con total ausencia de pruebas arqueológicas?

     ¿Dónde se encuentran los palacios de Calipso en Islandia y cómo pueden compararse con las ancestrales e incomparables construcciones de Ggantija en la isla de Gozo en el archipiélago de Malta? No hay duda. Es indiscutiblemente obvio de que esos palacios reflejan la realidad con mucha más objetividad.

     ¿Si Madeira es la isla de Eolo como consiguió el Itacense y sus compañeros llegar al refugio de los Lestrigones allá en la lejana Irlanda en solo seis días pasando antes muy cerca de su querida Ítaca pues según el bardo, «otearon de cerca el humo de las chimeneas de sus amadas casas…»?

     Y les retrasaría meses alcanzar —desde las sirenas y los demás “monstruos” del oeste escocés— a la isla del Sol, a Trinacria. Excepto si tampoco es ese el antiguo nombre de Sicilia o que resultara ser la isla una utopía.

     La primera parada de los barcos de Odiseo y sus compañeros —después del ataque a los Cícones y el cambio de rota por culpa de la tormenta en cabo Ténaron— fue al país de los Lotófagos. Si esta tierra estuviese en las costas atlánticas africanas al sur de Marruecos ¿cómo es que ni se menciona antes ningún avistamiento ni parada ni avituallamiento ni “paso por el estrecho” de Gibraltar?

     Para los “illuminati”, añadir, de que es imposible el paso por el estrecho de Gibraltar sin sentirlo cuando casi rozas con los ojos sus orillas por ambos lados. Después de un viaje tan accidentado ¿ni siquiera pensaron acercarse a la costa, apearse, refrescarse y llenar sus barcos con provisiones?… Entonces, ¿lo único que tenían in mente era salir del MareNostrum y llegar a las costas de la Sahara? ¿Y por qué? ¿Qué buscaban allí? Si su destino final era Ítaca. ¿No se dieron cuenta que por ahí solo podían llegar al infinito y que mejor sería volver, desandar el camino y regresar de una vez por todas a sus moradas?

     Y aunque llegasen a las costas africanas ¿Qué les trajo a las islas canarias? Tan abiertamente hacia el océano. Y si primero llegaron a Tenerife —el ancestral Chenet— ¿no se percataron antes de Maoh (Fuerteventura), ni rozaron en su camino el akaet (Lanzarote)?

     ¿No han sentido al rey de las islas, la mega isla Tamarant (Gran Canaria), que es imposible esquivarla navegando desde el sur de Marruecos hasta Tenerife? Y, ¿qué les trajo luego mar adentro hasta Leiname (Madeira)? Si tenían todas las posibilidades de cruzar hacia el norte o hacia el sur costero. Los que tienen, aunque sea una pequeña idea de navegación entenderán fácilmente porque es lo más lógico con un velero haber navegado —por su seguridad— costa a costa en vez de arriesgarse a navegar mar adentro buscando su autodestrucción. Pues lo mismo tendrían que pensar las pentecónteros y las triantacónteros que ni siquiera estaban armadas con tecnología como los veleros de hoy.

     No obstante, porque nos hemos ocupado en multitud de ocasiones dell mismo tema y todas las teorías son respetables —aunque algunas totalmente inasumibles— sería inmensamente deseado que esa gente, que tienen ganas, energía, medios y fantasía, que procurasen ayudar más en el descubrimiento de la lógica y probable ruta del retorno a Ítaca, en vez de vagar por los desiertos oceánicos donde lo único que consiguen es ofrecer a la siempre “discutida” historia, más dudas absurdas, que en todo caso dictan mucho de ser razonables.

     ¡Yo sí que tengo una duda razonable!

     —¿Por qué los “indoeuropeos” se equivocan siempre a favor de los anglosajones y en contra de la dignidad griega?

     Igual que el “amigote” navegante de la amada Galia y otros tantos que desean sustituir al mediterráneo, a Malta, a Magna Graecia, a Corfú, a Dulichion o a la misma Ítaca —se encuentre donde se encuentre bajo la pala arqueológica de tierrass helenas—, por el Atlántico, la vieja Albión y sus gélidas islas, por los cruzados y los mares del norte, hasta la congelada Islandia.

     Y alguien se puede preguntar: ¿Ni siquiera se apiadan de la pobre Calipso y que en vez de vestirla con túnicas de seda y disfrutarla bañándose en las cálidas aguas del mediterráneo, quieren sacrificarla vistiéndola con pieles de oso, tomando su baño en un cenote gélido a sesenta grados —bajo cero— y rodeada por las emanaciones de azufre de los volcanes hiperbóreos…?

     Como si se mereciera la hermosura la lapidación mental que otros merecen.

 

 

Traduccion del articulo de la columna “Thε Bλog” al castellano, publicado al periodico Aixmi 

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