La ruta de la seda (The Silk Road)


Investigando las históricas dudas razonables del universo.

Teodosiopolis-Constantinopla- Atenas- Roma- Valencia…

       El 138 de la era moderna el entonces emperador de Roma recién accedido en el trono, Antonino Pío puso la primera piedra en la construcción de una nueva ciudad en la costa del levante mediterráneo -25 kmts de la antigua Edeta capital de la etnia ibérica de los Edetanos. La ciudad tomó el nombre de Valencia. Hoy la confortable gran ciudad de Valencia es la tercera en población y una de las más desarrolladas y cosmopolitas ciudades de España.

     El siglo XV de la e.m se consideró como su siglo de oro. Una de las poderosas razones fue su consideración como la última estación en la ruta de la seda desde la lejana China hasta el mediterráneo occidental.

     Durante los primeros años de la edad media las rutas de la seda habían cambiado, fragmentado y desviado hacia el norte o los mares de ultrasur por causa de los conflictos bélicos en el mediterráneo, el norte de África y los Balcanes entre otomanos, árabes, y europeos. Hasta el siglo XV y después de la reconquista no llegó a las costas iberas

     En esta época, Valencia se había erigido en la más poblada e importante ciudad de la corona de Aragón tomando parte y mando en la importación y distribución de la seda por toda la península ibérica y las colonias anexas.

La Lonja de Seda, Valencia “Llotja de Mercaders”

     En 1482 y subvencionada por los reyes católicos se construyó la preciosa lonja de la seda Valenciana de estilo gótico-mediterráneo que hasta el siglo IXX -y con colofón el siglo anterior bajo la protección de los borbones- constituyó uno de los más emblemáticos centros comerciales del mediterráneo.

     Hoy en día, puede que el comercio de la seda no esté en la cima de la economía mundial, pero en la era antigua y especialmente a partir de Bizancio y la Edad Media fue uno de los más beneficiosos, y también aventurados negocios.

     Las dudosas aventuras de Marco Polo sacaron a la luz la ruta más famosa de la seda durante el siglo XIII. Al mismo personaje se atribuye el conocimiento de la Asia Central y del lejano imperio chino, aunque para eso ya se había encargado Alejandro Magno quien primero había llegado hasta Sogdiano, y cruzó el río Oxus (El territorio después del río se llamó desde entonces Transoxiana) para conquistar una tierra exactamente la misma que los Vénetos consideraron que había “redescubierto” el discutido Marco.

     Cinco siglos después de la fundación de Valencia, la ruta de la seda cambió de nuevo -ligeramente- su trayecto cuando una de sus confluencias más importantes se trasladó a una nueva ciudad bizantina con el nombre de Teodosiopolis fundada sobre las ruinas de la antigua ciudad seléucida de Carin, en la antigua Armenia, en honor del emperador de Bizancio Teodosio I. Desde Teodosiopolis continuaba hacia Trapisonda para llegar a Constantinopla y a través de Sicilia y el sur de Italia acabar en Roma la capital del imperio de occidente.

     Aquí, abrimos una breve paréntesis -ya que nuestra columna «Thε bλog» trata sobre dudas razonables universales- para exponer los pocos datos que hemos recolectado sobre la autenticidad del famoso libro de las aventuras del comerciante veneciano y explorador Marco Polo.

     Se supone -aunque actualmente sigue investigándose por varios historiadores- que el libro, «Le Livre des merveilles» que los venecianos editaron tres siglos más tarde como “Il Milion

16ος αιώνας, Ο δρόμος του μεταξιού από την Κίνα στη Βαλένθια

e”, firmó el escritor francés Rustichello da Pisa, cuando compartía celda con el mismísimo Marco Polo durante la guerra civil Veneto-Genovesa.

      Aunque no sería prudente desacreditar la valía y la valentía del gran explorador, sin embargo, está abiertamente en entredicho entre los círculos intelectuales e históricos del mundo, la autenticidad del texto y de sus autores. Graves erratas en el contenido y en la exposición sobre la vida cotidiana de los habitantes de la poderosa China como la no mención de la gran muralla -obra imperial que desde los primeros siglos de la era antigua constituía una de las mayores hazañas de decenas de dinastías, o del uso común y cotidiano de los palitos para comer hecho reseñable de las costumbres y el modo de vida de los ciudadanos chinos. Se sabe desde mucho antes de aquel dudoso texto de que los chinos comían utilizando los chopsticks llamados entonces hanzi zhù. Esos detalles oscurecen bastante la veracidad y la exactitud de las narraciones dl libro.

箸,zhù ή chopsticks

     Además, extraña la decisión de Marco en confiar la escritura y edición de sus aventuras a un recluso, desconocido y dudoso pseudoescritor quien se expresaba, ¡únicamente en la lengua occitana! En todas las biografías de Marco Polo se recoge también que él mismo tampoco dominaba el latín -idioma en que todos los literatos y estudiosos de la época escribían sus textos especialmente en el siglo XIII-. Sin que haya relativa documentación universalmente se entiende que Marco Polo solo conocía el dialecto veneciano.

     En otras fuentes hay teorías, de que el tratante veneciano en realidad había nacido en una isla dálmata, Korčula de la actual Croacia, recién conquistada por Marsilio Zorzi para la serenísima república de Venecia. La ciudad dálmata había sido fundada en la antigüedad por los corintios y por eso se conocía como la “Negra Corfú”.  Otra teoría insinúa su nacimiento en el seno de una familia autóctona griega en algún lugar de Jónico que en esos siglos estaba bajo fuerte influencia véneta.

     No hay duda de que la palabra latina Polus y la contemporánea italiana Polo provienen de la griega Πόλος (Polos) que etimológicamente viene del verbo πέλω – πέλομαι, que significa existo hecho que tampoco determina defacto la procedencia helena de Marco Polo.

     Volviendo al libro. Este es un manuscrito de un supuesto escritor francés con nombre y procedencia italiana sin ninguna experiencia y

que su única obra había sido un plagio anterior de un libro caballeresco sobre el rey Arturo

-que entonces estaba de moda-. Un libro paradójicamente escrito también en lengua occitana. El nombre original que aparece en el manuscrito y que se guarda en la Bibliothèque nationale de France, es Rusticiaus de Pise que no demuestra que el autor era de procedencia francesa. La procedencia del nombre de Pise, de Pisa, el Pisano, embrolla de más la investigación. Otros datos confusos sobre su personalidad y existencia hablan de que ha sido capturado por los genoveses en la batalla naval de Meloria. Eso deja interrogativos de ¿por qué un supuesto escritor francés participó en una guerra civil italiana? Y, ¿por qué decidió escribir en una lengua como la occitana que en aquella época hablaban unas pocas de miles de ciudadanos en el sur francés exclusivamente y en algunos valles de los Alpes?

     Sea como fuere las preguntas y las lógicas dudas referentes a la autenticidad de los viajes de Marco Polo hasta China son muchas pero la existencia de la “Ruta de la Seda” desde la antigüedad es una realidad aplastante.

     Porque la ruta transasiática de la seda -sobre la que la historia universal sigue afortunadamente investigando- existió desde la antigua época helena. Los antiguos griegos habían inaugurado la “ρότα του Ίασπις”, (Jade y nefrita) -llamada en inglés The road of Jade, siglos antes que los clásicos y los romanos empezar a nombrar y a referirse a “ruta de seda”, que empezaba en China recorrería a Afganistán, a Capadocia, y cruzaba por los Dardanelos para llegar a enriquecer a Constantinopla, a Atenas y a Roma. Hay indicios que sitúan las primeras rutas más allá del siglo XX de la era antigua…

     El genuino emperador chino Wu de Han es el primero que construye puentes con la civilización occidental, griegos y romanos alrededor del siglo II de la e.a extendiendo sus fronteras cuando más hacia el occidente y comerciando con los europeos con seda y especias. Sin embargo, según la tradición china la seda ya se había descubierto en el país el siglo XXVII de la era antigua.

     En el lujoso jardín del emperador Huang Ti su amante y esposa paseaba despreocupada cuando se dio cuenta que sus preciosas morus alba que vulgarmente llamaríamos moreras, se estaban consumiendo y apolillándose a causa de unos largos y verrugosos blancos gusanos. Los Bombyx batryticatus devoraban las hojas verdes de las moreras y con eso transformaban sus capullos en un alargado ovillo compuesto por miles de microscópicos hilos de seda. Esos singulares capullos se transformaban en un interminable filamento de seda cuando tomaban contacto con el agua tibia. Ese secreto que casualmente descubrió la emperadora se guardó celosamente durante más de veinte siglos bajo amenaza de decapitación para los infractores.

     Durante el transcurso de la historia la suavidad, la luminosidad, el contacto, el frescor, y el misterio de su producción junto al misterio de las aventuras que la rodean, la seda ha dado miles de razones a los autores de versos, los poetas y los dramaturgos para utilizarla como sinónimo de belleza, de ternura, de sensibilidad y de finura.

     Aunque otras veces también la seda se usó peyorativamente para indicar el humilde linaje de alguien…

              «¡De la tierra se extrae el oro y del gusano la seda!»

   …o su fragilidad como la entendió el poeta alemán y filosofo J.C. Friedrich Schiller.

             «LAS CADENAS SEAN DE ACERO O DE SEDA SIEMPRE CADENAS SON »

 

Publicado en el periodico AIXMI en griego,                                                                                                                                                                                    en la columna Investigando las históricas                                                                                                                                                                                       dudas razonables del universo.

 

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